Obsesionario en Gris Mayor

¿A cuántas batallas?

lunes, 20 de enero de 2014

Poder decir adiós

Esperé 99 entradas para escribir esta.
Esperé, también, cuatro años.

No tenía pensado escribir nada especial, ni tampoco cambiar nada, ni siquiera preguntar por si acaso, mucho menos recordar. Pero quién detiene a aquél que no quiere parar. 
El estar de vacaciones y la felicidad que eso conlleva hace que uno deje de importarle en demasía si es que conjugamos bien o si es que hay la suficiente melancolía necesaria, y hace que las ganas de escribir no aparezcan mucho, pero se hace un esfuerzo en honor al recuerdo, y empezamos a soltar un sinfin de suspiros que se plasman, que se escriben, y al final resulta esto. Ahí va.
No es la intensidad con la que se quiere, con la que se ama, la que hace de un amor un amor eterno, sino la constancia del corazón, el permanecer, el esperar.
Sin embargo, con el tiempo uno descubre que ya está bien de escuchar a Sabina, que sí, que hay canciones perfectas, que hay frases a no olvidar, que hay momentos de afirmar que lo único que queremos, que lo único que deseamos es que la muchacha de ojos tristes muera por nosotros. Y es que también hay que reconocer que aunque pongamos a su nombre todas las olas del mar, que a pesar que no haya fortuna que valga el corazón que nosotros estamos dispuestos a entregar, ella no.
Que hay mejores versiones de La Playa y que hay más oportunidades de crear nuevos recuerdos, que hay ocasiones y ocasos más completos, que hay corazones que sí creen en dragones y que también pueden enseñarnos a volar.
Es de momentos la mejor declaración de adiós que doy. De entre las 17 que por ahí di.
Y es que todo adiós es ilusorio si es que seguimos esperando.
Y es que hoy ya no cuesta tanto, y es que dejamos al olvido varias canciones, y al recuerdo muchas más.
Pero no olvide, después de todo, que hay un corazón en el que vive y en el cual su imagen no tiene ganas de marchar. No olvide también recordarme.
Pero hoy ya no hace tanta falta.
Hoy, toca ser feliz.


★ Escuchando: Wake me up when september ends 

viernes, 3 de enero de 2014

Y sin embargo (IV)

Tenía pensado escribir el 31, y así lo hice, sólo que no termine de escribir lo que tenía pensado decir y quería profundizar más ciertas posturas. La verdad, no tuve tiempo. Para hacer otras cosas sí, comer budín inglés sería una de ellas, dormir la principal.
En vacaciones dejo de pensar tanto, y cerramos el corazón por unos días, para que se tome un descanso o dos, bien que al comenzar nuevamente las clases se pone su disfraz de valiente y sale a batallar, bien idiota como nunca, o como siempre en este caso.
Cuando este año empecé a escribir lo hice con la intención de hacerlo una vez cada mes, para que así no se aburrieran de tantas estupideces, pero tratando de resumir cada mes en un día.
Con la excepción de diciembre, con su permiso por ser último mes le cargamos un poco más de trabajo y tratamos de contar todo lo que hicimos y dejamos de hacer en el año.
Así que:
Me leí la trilogía de El Señor de los Anillos. Viví para contarlo.
Me vi sólo las dos primeras películas. Ídem al anterior.
Conocí a gente que lee a Paulo Coelho. Había sido están entre nosotros.
Cuando empecé a utilizar nuevamente MSN, pasó a ser Skype.
Fui feliz un 19 de febrero, sólo porque la vi feliz. Ni la vi, pero el sentimiento es el mismo.
Visité más veces mi ex-colegio que cualquier otro lugar. Se sintió como volver a casa.
Jugué guerra de globos de agua. Se sugiere no comprar los de marca "Patito".
Intenté una vez más. Escuché la respuesta que no quería, pero respuesta al fin.
Me di cuenta que no la necesitaba. Que la podía olvidar.
Fui más valiente. Hice cosas que no esperaría de mí.
Dejé de escribir de ella para empezar a hablar de otro corazón.
Le hablé de mis sentimientos y de mi falta de valor.
16 de junio.
No pude con Algoritmos. Tampoco con Cálculo.
Le pedí si quería caminar, y obtuve un sí como respuesta.
Quería saber si algún día podría notar cuanto daba por ella, o tal vez que viera que nunca me fui. Decidí dar media vuelta.
Me escribieron para decirme que soñaron conmigo. Por supuesto que respondí que no era novedad.
Hablé del viento y sucedáneos. E inventé una historia sin final.
Pasé todo septiembre siendo feliz.
No se merecía a alguien como yo.
Me di cuenta que no podía olvidar. Omitimos el "la".
Me esforcé mucho más. Y dimos remontada a varias cosas.
El mundo se detuvo para verla pasar.
Asumí la realidad.
Tuve que copiar mi examen final porque no había electricidad para hacer fotocopias. Pasé a penas.
Estuve bajo el sol mucho tiempo y me quemé, pero ayudé y me basta.
Nadé en varias piscinas diferentes. Me quemé aún más.
Jugué juegos de mesa no recomendable para cardíacos. Compañeros de juego altamente competitivos.
Dormí.

Es el mejor resumen que puedo hacer teniendo cuatro días de pensar en los 365 días que pasaron. Me faltaron capaz más palabras y mejores descripciones, pero la gente involucrada y a quién va dirigida sabe de lo que hablo.
Dejando atrás el misterio, no di las felicidades correspondientes por las fiestas. Muchas felicidades, que sean felices.
Solamente dejamos de hacer algo por dos motivos: uno, porque sí. Y dos, porque la vi feliz.
Nada más.


★ EscuchandoFriday I'm in love